jueves, 9 de abril de 2020

Flor de loto: simbolismo


La flor de loto posee un importante significado en la cultura hindú. Cuenta la leyenda que cuando el niño Buda aprendió a caminar, en aquellos lugares en los que pisó por primera vez brotaron flores de loto. 


En el hinduismo la flor de loto ocupa un lugar esencial y podemos ver cómo aparece constantemente en las representaciones de las divinidades. Esta tradición nos habla de la Trimurti (en sánscrito: tres formas) o de la existencia de tres dioses supremos. Brahma (dios creador), Vishnu (dios preservador) y Shiva (dios destructor). Los tres representan las fuerzas fundamentales de la creación, la conservación y la destrucción. En la siguiente imagen podemos ver cómo aparecen representados cada uno sobre una flor de loto.


Cuenta la tradición que Vishnu estaba durmiendo en el regazo de su esposa Lakshmi, diosa de la belleza y de la buena suerte, cuando despertó al escuchar el sonido Om. En ese instante, surgió del ombligo de Vishnu un loto en cuyo centro estaba Brahma, creador del mundo.  



La flor de loto, así, simboliza la pureza espiritual, como proceso de superación de lo adverso u oscuro y florecimiento de lo bello y limpio. De la oscuridad nace la luz. Hace años  Ani Choying Dolma, monja budista con una triste infancia por el maltrato que sufrió por parte de su padre, concedió una entrevista al Periódico de Catalunya. En una de sus respuestas decía "El loto nace en el fango, pero su flor permanece siempre blanca y limpia. Nuestro desafío es ser esa flor, pese a los problemas que nos rodean". Podéis leer la entrevista íntegra en  El blog alternativo . 

Ganesha



Ganesha o Ganesh es una divinidad muy popular en el hinduismo. Con cuerpo de niño y cabeza de elefante, es hijo del dios Shiva y de la diosa Parvati. 

Cuenta la historia que un día la diosa Parvati quiso proteger la entrada de su habitación para darse un baño y asegurar su privacidad. Con tal fin creó con sus manos una figura humana con forma de niño para que éste vigilara que nadie entraba mientras ella se aseaba. El pequeñín se tomó muy en serio su misión y cuando el dios Shiva, esposo de Parvati, regresó a casa se encontró con un niño testarudo que le negaba la entrada. Shiva, furioso ante semejante desfachatez, no dudó en cortarle la cabeza al pequeño.  El enfado de Parvati al saber lo que había hecho Shiva fue tan grande que éste encargó a sus ayudantes que le trajeran la cabeza de la primera criatura que encontrasen, y éstos regresaron con la cabeza de un elefante. Shiva colocó la cabeza del elefante encima de los hombros del pobre pequeño y fue así como devolvió la vida a la pequeña figura y nació Ganesha. 





En la simbología el elefante representa la sabiduría y es por ello que Ganesha es considerado como el dios de la inteligencia y del conocimiento. Además es honrado como la divinidad capaz de remover fácilmente los obstáculos. Por su aspecto bonachón y su abultada barriga se relaciona también con la abundancia, la generosidad y la total aceptación. 

Ganga



El río Ganges es conocido por la creencia hinduista de que sus aguas limpian el alma de todo aquel que se baña en ellas. A su vez, también libera a las almas del arduo ciclo de la reencarnación de aquellos que, una vez muertos, son ofrecidos al río. 

Tal creencia tiene sentido si sabemos que para el hinduismo el río Ganges no es sino la manifestación natural de Ganga, diosa de la purificación. 





Cuenta la tradición que el dios Brahma creó el Ganges con el sudor de uno de los pies de Vishnu. A partir de ese momento las aguas del río fluían, majestuosas,  por el cielo. 
Pasó el tiempo y, años más tarde, el dios Indra robó el caballo con el que un rey llamado Sagara estaba haciendo un ritual como ofrenda divina.  Sagara, perplejo a la par que enojado, mandó a sus 60.000 hijos (sí, 60. 000 hijos!) buscar al caballo y traerlo de vuelta, que para eso era suyo. Por lo visto, los 60.000 hijos de Sagara eran obedientes y no cesaron en su búsqueda hasta dar con el animal en el mismísimo Inframundo, pero cometieron un fatídico error: dieron por supuesto que quien estaba recostado al lado del caballo era el dios Indra, el mismo que habia robado a su padre, y le golpearon violentamente para darle su merecido.  
Pero no, no era el dios Indra sino Kapila,  un sabio anciano, quien maldijo a la descendencia de Sagara condenándolos a vagar eternamente como almas malditas en el mismo lugar en el que él había sido golpeado, el Inframundo. 

Fue un descendiente de Sagara, el también rey Bhaguiratha, quien rogó a Brahma que la aguas del Ganges descendieran del cielo hasta para purificar las almas de sus 60.000 antecesores. Brahma, compasivo, accedió a su petición y contó con la ayuda de Shiva. Para salvar la enorme distancia desde el cielo hasta el Inframundo Ganga caería suavemente sobre el cabello de Shiva, formando el río Ganges, purificando y liberando las almas de los hijos de Sagara. 




Kailash


Para el hinduismo el montse Kailash es el equivalente al Olimpo de la mitología griega. Es la montaña donde reside Shiva, y es concebido como el paraíso y destino último de las almas. Este lugar sagrado es tan rico que las piedras son cristal, rubí, oro y lapislázuli.



Según la tradición la montaña es el miembro viril (linga) de Shiva, y el lago que está situado en su valle, es la vulva (ioni) de la diosa Párvati. El monte Kailāsh es el centro del mandala del mundo. 

Aquéllos que en vida no alcancen virtud suficiente para pasar al Kailash, permanecerán en el Sorgón, paraíso del semidios Devandiren.